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jueves, 4 de abril de 2013

Terepaima


Los Piaches llenaban con amuletos a los caciques para que enfrentaran a los conquistadores.  Famoso fue el que llevara Yoraco, un collar de cuentas azules, que le hacía inmune a las heridas del arcabúz de los españoles a la vez que  evitaba la perdida de sangre.

Pero los amuletos no funcionaban...Uno a uno de los Caciques iban cayendo en la guerra contra el "hombre blanco"...Y los piaches y brujos aborígenes comenzaron a perder influencia sobre la conciencia de los indios.

Esta perdida de influencia es lo que hizo que pudiese destacarse Terepaima, quien había sido relegado a planos inferiores por intrigas y malas voluntades por los hechiceros aborígenes. Terepaima siempre fue crítico con los piaches. No creía en ellos y mucho menos en sus conjuros y exorcismos. Propugnó con insistencia en que los piaches abandonaran los campamentos guerreros.

Cuando Terepaima toma el mando, comienza a demostrar sus grandes y efectivas actitudes: Valor, método, sentido de organización y sobretodo, condiciones de estratega...Sabía distribuir convenientemente sus fuerzas. Conocía el secreto de la lucha en pequeñas guerrillas...Conocía la posición de cada uno de sus subalternos en la guerra...

El Cacique de la tribu de los Arbacos, toma la jefatura de la defensa del territorio que va desde Los Teques  (Sur oeste de Caracas) hasta los mismos dominios de  Guaicamacuto (La Guaira, en la costa al norte de Caracas). Cubre con seguridad el territorio defendido palmo a palmo. Para enfrentrar a los esañoles, Terepaima cuenta con la ayuda de los Taramainas y Charagotes.

Cuenta la historia que hubó una reunión entre Francisco Fajardo (el mestizo conquistador), Narváez, conquistador del occidente venezolano y Juan Rodriguez Suárez, temible aventurero español. La intención era clara: Combinar un plan de nuevas conquistas territoriales hacía otras regiones de Venezuela. Estas nuevas regiones incluida la defendida por Terepaima.

A Rodriguez Suárez, por comodidad, le había sido asignado el territorio de Terepaima. Pero el Cacique había sido más inteligente: Le había enviado en forma de "indio renegado" un espía que enviaba información de como actuaría el conquistador. Reforzó puntos estratégicos, por lo que Rodriguez Suárez, no pudo realizar su habitual acción envolvente.

Lo que comenzaría como "una conquista más" en palabras de Rodriguez Suárez, no se pudo comenzar. Terepaima asaltó al amanecer el campamento español. En medio de la sorpresa, los conquistadores inician la batalla, los tiros de arcabúz resuenan...Las flechas indias vuelan. Muchos muertos en ambos bandos, la tierra se tiñe de rojo y el olor marea el ambiente.

El equilibrio de ambos ejercitos se demostraba por el escaso avance de cualquiera de ellos. Hasta que Terepaima organizó un complejo ataque: Arqueros desde la montaña, apoyarían la entrada de los "indios Terrestres" al campamento. Al mismo tiempo   atacarían el campamento que custodiaba el pequeño arroyo que surtía de agua a los españoles.

El ataque significó infindades de indios muertos. Terepaima se apoderó del arroyo al tiempo que entró en el campamento principal...Caminaba entre los muertos de ambos bandos, cuando se topó con una capa roja, que parecía envolver un cuerpo...Rodriguez Suárez había sido abatido en la contienda...Había muerto el aventurero más terrible y cruel que pudo llegar a Caracas: "El hombre de la capa roja" como llamaban a Rodriguez Suárez.

Narvaéz en Barquisimeto (en el occidente Venezolano), escuchaba a los sobrevivientes de la batalla: De 3500 soldados, solo quedaron 4...

Las referencias históricas si bien concuendan en que Rodriguez Suárez murió en aquel enfrentamieto, no se ponen de acuerdo sobre la cantidad de soldados que estaba bajo el mando del coquistador. En algunos casos indican que fueron 20000 soldados los que batallaron, algo que sería inaudito en la época (siglo XVI), puesto que la conquista desembarcó en Venezuela, cerca de esa cifra. Si la reunión había delimitado las áreas de influencias de los conquistadores en cuestión, Fajardo y Narvaéz no podían quedarse con menos tropas. Tampoco ellos eran los únicos conquistadores, por lo que las tropas en el mejor de los casos podía estar dividida a partes iguales para todos. Un buen número podía haber sido 1500 o 2000 soldados. La cifra que tomé (3500 soldados), ha sido la más baja encontrada.

También se puede exagerar las cifras del total de indios. Algunas multiplican por 10  en número al máximo de soldados españoles (es decir 30000 indios). En los mejores momentos de la guerra de la conquista, habría cerca de 50000 indios luchando contra los españoles en toda Venezuela, pero no se concentrarían en el centro del país, porque si bien no se han traído por aquí, hay Cacique importantes fuera del área de Caracas, que manejaban buena cantidad de personal subalterno. Pieso que en el caso los indios que lucharon con Terepaima fueron más o menos el mismo número que el de los conquistadores (y quizás menos, solo que conocían mejor el terreno).

Elucubraciones que no descarta ninguna de las otras teorías.


Hasta aquí puedo contar.

Las imágenes son de la red

6 comentarios:

La Dame Masquée dijo...

Me ha parecido muy curioso lo del collar de cuentas azules al que se atribuía la propiedad de detener las hemorragias. Me pregunto de qué material serían esas cuentas.

Feliz día, monsieur

Bisous

Marcos dijo...

Tuvo que ser una experiencia terrible en ambos bandos.

◊ dissident ◊ dijo...

Y todo me parece tan lejano... tan ajeno a mí como si de una novela de aventuras se tratase. ¡Qué mala es la ignorancia!

Saludos, Manuel.

Ambar dijo...

son muy interesantes estas entradas tuyas en las que cuentas una parte de nuestra historia pienso que desconocida para muchos, entre los que me incluyo.
Saludos

Katy dijo...

Era muy inteligente sin duda Terepaima. Lo nunca quedará claro si los Piaches o brujos que llenaba de amuletos a los caciques eran ingenuos o animaban al personal a luchar que de otra manera se habrían arrugado.
Desde luego fueron muy valientes al enfrentarse contra los trabucos.
Bss

desdelaterraza-viajaralahistoria dijo...

Una auténtica escabechina, aquella batalla.
Un abrazo, Manuel.

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